martes, 23 de agosto de 2011

El uso de la calculadora

Muchas veces se desata la polémica entre el profesor/a y los padres. ¿Puede nuestro hijo/a, que tiene muchas dificultades con las matemáticas, utilizar la calculadora? Los padres piden que así sea, pero los profesores no acceden a ello, comentando que los otros niños/as no la pueden utilizar y que el uso de la calculadora dificulta el aprendizaje. Que lo que tiene que hacer este niño/a es practicar y trabajar más.

¿Y qué sucede? Pues que el niño/a con discalculia, con muchas dificultades tanto para el cálculo mental como el escrito, no consigue realizar bien ningún problema porque se equivoca en operaciones básicas como las sumas y las restas. Estas dificultades en procedimientos básicos le enlentecen en sus tareas y le penalizan en exceso.

Entonces, ¿sería bueno que utilizaran la calculadora? Rotundamente sí! En la discalculia hay dificultades en el aprendizaje de los conceptos numéricos, manifestándose des de las etapas iniciales. La reeducación debe ir dirigida a superar o minimizar estas dificultades, y siempre se debe trabajar todos aquellos aspectos que no estén bien consolidados. No obstante, cuando se avanza en la etapa escolar, algunas operaciones como la suma, la resta, las multiplicaciones y las divisiones se dan por aprendidas, y su correta realización es indispensable para la resolución de los problemas planteados.

Sin dejar de trabajar el significado de estas operaciones, el niño/a con discalculia debe disponer de herramientas extra que le permitan acortar la distancia con los otros niños/as, y que le permitan afrontar los problemas que se plantean en su curso. De esta manera, el uso de la calculadora se convierte en necesario, aunque no suficiente.


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